viernes, 10 de febrero de 2012

¡La Edad de Oro!


¿Dónde te has metido?, la verdad, sin ideas…

No se enciende  la bombilla de la escritura y sin ingenio es mejor no contar nada, por no aburriros con mis entrenos, pues no consiste en eso, sino haceros pasar un buen rato.

Con todo lo ocurrido estos días en referente al deporte Español, rescato un soneto de Quevedo, titulado Un Valentón, que refleja perfectamente la actitud de los franceses, recordándoles que la Edad de Oro ya les azotó anteriormente, siendo lo importante morder y no ladrar.



UN VALENTÓN

Un valentón de espátula y gregüesco,
que a la muerte mil vidas sacrifica,
cansado del oficio de la pica,
mas no del ejercicio picaresco,

retorciendo el mostacho soldadesco,
por ver que ya su bolsa le repica,
a un corrillo llegó de gente rica,
y en el nombre de Dios pidió refresco.

"Den voacedes, por Dios, a mi pobreza
-les dice-; donde no; por ocho santos
que haré lo que hacer suelo sin tardanza!"

Mas uno, que a sacar la espada empieza,
"¿Con quién habla? -le dice al tiracantos-,
¡cuerpo de Dios con él y su crianza!

Si limosna no alcanza,
¿qué es lo que suele hacer en tal querella?"
Respondió el bravonel: "¡Irme sin ella!


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